Dinero & Negocios

 Cómo las empresas Coca-Cola, Netflix y Amazon aprenden del fracaso


¿Por qué tantos líderes de negocios exitosos animan a sus empresas y colegas a cometer más errores y a aceptar más fracasos?

16.01.2018

NUEVA YORK
En mayo, justo después de convertirse en director ejecutivo de Coca-Cola Co., James Quincey hizo un llamado a los gerentes generales para que fueran más allá del temor al fracaso que había perseguido a la empresa desde el fiasco de la “New Coke” de hace tantos años.

En junio, el director ejecutivo de Netflix, Reed Hastings, se preocupó de que su servicio de transmisión en línea fabulosamente valioso tuviera demasiadas series exitosas. El director de Amazon, Jeff Bezos, quizá el emprendedor más exitoso del mundo, defiende el argumento que el crecimiento y la innovación de su empresa se basan en sus fracasos.

Si no estás preparado para fracasar, no estás preparado para aprender. Y a menos que la gente y las organizaciones logren seguir aprendiendo tan rápido como el mundo está cambiando, jamás seguirán creciendo y evolucionando. Así que, ¿cuál es la manera adecuada de equivocarse? ¿Hay técnicas que permitan a las organizaciones y a los individuos aceptar la conexión necesaria entre los fracasos pequeños y los grandes éxitos?

Patrick Doyle, CEO de Domino’s Pizza desde 2010, ha tenido uno de los períodos de siete años más exitosos de cualquier líder empresarial. Pero todos los triunfos de su empresa, insiste, se basan en la voluntad de enfrentar la probabilidad de los errores y tropiezos.

En una presentación con otros directores ejecutivos, Doyle describió dos grandes desafíos que se interponen en el camino de las empresas y los individuos hacia ser más honestos acerca del fracaso.

El primer reto, dice, es lo que llama “sesgo de omisión”: la realidad de que la mayoría de la gente con una nueva idea elige no ir tras ella porque, si intentan algo y no funciona, el retroceso podría dañar su carrera.

El segundo desafío es superar lo que llama “aversión a las pérdidas”, la tendencia que tiene la gente de apostar para no perder en vez de hacerlo para ganar, porque para la mayoría de nosotros, “el dolor de la pérdida es el doble que el placer de ganar”.

“El fracaso es una opción”.