Dinero & Negocios

 El creador de puros Alec Bradley con tabaco hondureño

Alan Rubin
Es un superviviente de la industria de los cigarros, habiendo entrado en el negocio en 1996. El antiguo importador de tuercas y tornillos ha ganado el primer lugar de Cigar Aficionado en 2011 y el año pasado cerró en la quinta posición.

09.01.2018

TEGUCIGALPA
Alec Bradley es el nombre de la popular marca de puros hechos a mano, fundada en 1996 por el estadounidense Alan Rubin, un eximportador de tuercas y tornillos.

El empresario es un ávido fumador de puros e incursionó al negocio de los cigarros para tener una forma de ganarse la vida con algo que le apasionara.

En 2001, Rubin encontró una capa oscura de tabaco en Honduras, cultivada con semillas Criollo 98. En una feria del tabaco en EE UU, conoció a un productor cubano radicado en Honduras, Romay Endemaño. Juntos en la factoría de la tienda Raíces Cubanas desarrollaron la vitola Tempus, su más elegante creación, el Tempus Centuria. Con el tabaco hondureño ha logrado grandes reconocimientos y el primer lugar mundial de la revista Cigar Aficionado en 2011. El año pasado obtuvo el quinto lugar como el mejor puro con tabaco hondureño reconocido por esa importante revista.

Problemas y crecimiento
Su empresa ha llegado a vender más de tres millones de puros al año y producir seis millones, no sin antes tener grandes pérdidas en la década pasada que lo llevaron a realizar cambios en su producción en la fábrica en El Paraíso.

Recuerda que en 2012 enfrentó el mayor problema de producción cuando enfermó Romay Endemaño y su hijo Hugo se hizo cargo. “Necesitábamos dos millones en producción y no podían cumplirlo.

Así que teníamos cigarros que no estaban quemando adecuadamente, teníamos cigarros que estaban poco llenos, y esos estaban algo mezclados. No sabíamos que todo eso estaba sucediendo porque yo estaba viajando, Ralph [Montero] que es mi compañero, estaba manejando la operación. Y nos atraparon. Fue entonces cuando el tren se descarriló”, narra.

En ese punto, agrega, tienes que tomar una decisión. ¿Saco todo y en algún punto salgo del negocio?, ¿o descubro cómo resolverlo, gestionarlo y controlar los daños? Así que elegí el B. Si alguien llama con una queja, le enviaremos cinco cigarros, pero incluso entonces, los cinco cigarros que estaba enviando, no sabía si esos cinco cigarros eran correctos. Entonces no había muchas opciones, excepto tratar de hacer las cosas bien. En un momento comenzamos a rechazar envíos. Nos quedaríamos sin inventario, pero no íbamos a poner más cigarros malos en el mercado.

Recuerda que recibían contenedores cada cuatro o cinco semanas, y al revisar la calidad tuvo que rechazar envíos completos.

“Fui a Honduras y cuestionamos todos y cada uno de los procesos, desde la fertilización en la siembra hasta el secado, la fermentación, la preparación del tabaco, todo lo que estaba cayendo al suelo. ¿Era el contenido de humedad correcto? Pusimos controles de calidad adicionales en su lugar, nos deshicimos de los supervisores, más supervisores, mejor capacitación, pasamos mucho tiempo reorganizando. Pero eso tenía que venir del corazón. Debes preocuparte por todos”, señala. “A mediados de 2014 lo conseguimos controlando los cigarros. Me dí cuenta y solo me dije ‘estos cigarros son buenos, están ardiendo perfectamente, la ceniza se está aguantando, saben muy bien y tienen un excelente rendimiento’. Me volví hacia Ralph y le dije: ‘Hemos vuelto’. Esto es lo que se supone que deben probar estos cigarros”. Ahora tienen una producción de calidad y alta.