Dino Rietti es un experto en temas de arquitectura y también es un aficionado al fútbol; en la Comisión Nacional Pro Instalaciones Deportivas (Conapid) lo han contratado para inspeccionar el Nacional y sus conclusiones son tajantes.
“No cumple con las normas FIFA y, como todos los estadios viejos, está propenso a que pasen eventos lamentables como el de la gran final de mayo”, analiza el miembro del Colegio de Arquitectos de Honduras, un apasionado por el tema de las estructuras deportivas a tal grado que ha leído varias veces la “Guía de la UEFA (Unión Europea de Fútbol Asociado) para estadios de calidad”.
Uno de los puntos sobresalientes es el siguiente: “El desarrollador del estadio debe tener una mirada pensada en ampliar la capacidad del lugar en algún momento, por lo que el sitio debe ser lo suficientemente flexible y grande como para dar cabida a una eventualidad”, se escribe en el tratado europeo.
Precisamente es lo que no pasó con el Nacional, construido en 1948 sin pensar en que 70 años después la población de Tegucigalpa crecería. “Solo vea el estadio de Dallas, tiene como 10 canchas alrededor, esto es business”.
