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Rubén Sosa: 'Tyson es como mi hermano menor”

El Principito, leyenda uruguaya, recuerda el gran paso de Milton Núñez por el Nacional. “Lo miré pequeñito, pero musculoso”, confesó. Cuenta cuando el catracho ganó $600 con un hat-trick y revela anécdotas

25.05.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- De su pulidísima zurda salieron varios servicios para que Tyson se inmortalizara como el catracho más recordado en tierra uruguaya. Entre los dos construyeron una temible sociedad de gol y él, en su rol de capitán, arropó a un Milton Núñez que se clavó en el corazón de los hinchas de Nacional.

“Acá lo quieren mucho. En los 100 años de Nacional, quedó marcado, son de esos extranjeros que se fueron, pero siguen presentes. Yo lo tomo como mi hermano menor del alma”, confiesa Rubén Sosa, ídolo de Nacional con quien el hondureño compartió en sus dos etapas en el Tricolor. Allí ganaron dos títulos juntos (98 y 2001), pero “el primero quedó marcado”.

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Voz autorizada de uno de los grandes futbolistas charrúas. “Uruguay ha sacado grandes campeones y entre ellos estoy yo”, relata el exdelantero que estuvo más de una década en Europa y que ya consagrado regresó a su país para jugar con su amado club; “en ese equipo todos éramos uno”.

Creador de los llamativos festejos de aquel Nacional, el Principito se abre ante Zona para contar las anécdotas vividas con un catracho que hizo historia... “y sigue jugando, qué bárbaro...”

Gracias por recibir la llamada, un gusto. Cuéntenos cómo lleva esta cuarentena...
La he llevado bastante bien, por el hecho de estar en casa con la familia. Salgo solo para ir al supermercado. Ya van dos meses y esperamos que el país vuelva a la normalidad; claro, sin fútbol no es Uruguay.

Háblenos de aquel Nacional que se coronó en 1998...

Ese título lo disfruté porque soy fanático de Nacional, hincha rabioso. Ser capitán y hacer el primer gol del centenario te marcan. Era difícil ponerse esa camisa porque Peñarol venía ganando cinco títulos al hilo y con el técnico Hugo de León pudimos revertirlo. Allí empezó a arrancar este Nacional que siempre fue grande.

Y en ese equipo estaba Tyson. ¿Se acuerda de la primera vez que lo vio?
Sí, yo miré un morenito, bien pequeñito, ja, ja. Lo vi bajito, pero musculoso y muy confiado en él. Desde el primer día que llegó lo arropamos. Cuando lo vi, dije: “Este pequeñito, como yo, debe ser rapidísimo”... y enseguida me di cuenta de eso.

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Ja, ja, ja... Me imagino que tuvieron muchas vivencias...
Claro, yo venía de Europa y estaba casi terminando mi carrera y yo le decía al negrito: ‘Cuando yo agarre la pelota, vos corré, vas a ver una cosa blanca que te va a pasar por arriba de la cabeza... bueno, es la pelota y tenés que meterla adentro’, ja, ja, ja.

¿Es cierto que usted le dio 200 dólares por cada gol que le marcó a Vasco da Gama?
Ja, ja, ja, ja... teníamos un dirigente muy fanático (Óscar Magurno), entonces le dije: ‘A los delanteros hay que darles un premio, 200 dólares por cada gol’. Tyson hizo tres y se llevó 600 dólares. Yo siempre estaba cerca de él para ayudarlo.

¿Era fácil jugar con un delantero como Milton?
Claro que sí. Cuando tienes un compañero rápido, que le gusta definir es fácil. Íbamos los dos allí... hacía gol él, me daba un pase dentro del área o yo le daba el pase largo; siempre estábamos cerca y nos entendíamos bárbaro.

Cuando no marcaba goles y yo veía que tenía ganas de anotar, trataba de buscarlo más a él que al compañero. Tyson no tocaba la grama, volaba sobre el césped.

En los test de velocidad y de saltar estando en un sitio era de los que más ganaba, tenía una potencia en las piernas impresionante. Pero sobre todo sabía jugar al fútbol.

¿Qué partido de Tyson es el que más recuerda?
Los clásicos. Ganar los clásicos acá son como obtener un título. Me acuerdo de uno que, después de hacer el gol, se apoyó en el vertical doblando la rodilla para hacer el número cuatro, como señal del cuarto gol.

Era un chico que se divertía y que la hinchada veía que algo iba a inventar. En los partidos duros, él tenía ese plus que quería hacer gol. En los clásicos anotaba o andaba cerca y movía mucho la defensa porque tenía velocidad.

Pero me imagino que alguna vez usted lo puteó...
De repente él hacía uno o dos goles y después en el tercero te enganchaba mucho y acá al rival no le gusta. Yo le decía: ‘No driblés mucho porque te van a pegar patadas’. A veces festejaba demasiado y tal vez íbamos 4-0. Le decía: ‘Tratá de festejar lo normal porque después es peligroso con los aficionados al salir, es bravo’. Y así aprendió, pero no lo hacía por maldad.

Ese Nacional era famoso por los festejos. ¿Usted era el principal inventor?
Sí. Nos juntábamos con el Gaby álvez, Regueiro, Tyson y el Chispa Delgado, que éramos los delanteros, decíamos: “Al que haga el gol lo tenemos que seguir y si quiere inventar algo que lo haga”.

Eso hacía que nos fuéramos a dormir el día anterior al partido y ya estábamos pensando en el gol. Tyson tenía un baile medio raro, como de rapero o de Bob Marley, esos pasitos que hacen los morenos. Hubo muchos festejos.

Como el de la torta en el centenario del equipo...
Sí, la mayoría eran ideas mías. El partido era en la noche y nos fuimos a dormir al mediodía, entonces llamé a recepción y les dije: “Quiero una torta de Nacional para llevar al estadio, para festejar los 100 años”. Además, tenía el número “10” y llamé para pedir una modista que me cosiera el “0”, y jugué con el “100”.

Y falló el penal, pero luego anotó de tiro libre...
Yo erré el penal porque antes de patear ya estaba pensando en la torta ja, ja. Después hice el gol de tiro libre, que yo lo tomaba como un penal. Yo le decía a los compañeros que se tiraran porque un tiro libre era un penal para mí... Yo les decía: ‘En un tiro libre, vengan a abrazarme nada más, no vayan a la barrera ja, ja, ja’.

¿Y el festejo de la limusina en el Estadio Centenario?
Era el último partido del torneo y ya éramos campeones (98). Llamé al presidente de la república, Julio María Sanguinetti, que era fanático y socio de Peñarol. Le dije: ‘Presidente, te habla Rubén Sosa, me gustaría bajar en un helicóptero con el trofeo porque así sale en todas partes del mundo y le damos una fuerza al fútbol uruguayo”.

Me dijo: “No, señor Sosa, imposible”. Si él hubiese sido hincha de Nacional, hubiera bajado. No pude convencerlo, entonces metimos una limusina al Centenario con todos adentro, y Tyson iba sentado en el techo.

¿Un gol, un título o un hecho que marcó su carrera?
Yo como uruguayo me quedo con los triunfos con la selección porque defendí mi país. Hice mi mejor gol en el Maracaná en la Copa América de Brasil (1989), cuando arranqué desde mediocampo. He hecho muchos goles con la Selección (16), le gané a la Argentina de Maradona. Como equipo europeo, me quedo con el Inter, fue lo máximo.

Gracias, ¿qué mensaje le manda a Tyson Núñez?
El mensaje es de agradecimiento, el mensaje es del hermano mayor y del capitán. Le digo que le doy gracias por todo lo que hizo en nuestro fútbol, por haber sido un hermano para mí y una buena persona y que acá tiene su casa.

Tenemos un grupo de WhatsApp con ese equipo del 98 y lo agregamos. Mi idea es que después de que salgamos de esta pandemia, él venga una semana o unos 10 días para que nosotros y el hincha estemos con él, que nos juntemos...