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Policía y Liga Nacional de Honduras no dan soluciones contundentes a crisis de barras

En la LNP no se explican cómo entran las barras... ¡Sin comentarios!

03.04.2017

Tegucigalpa, Honduras
Honduras, el país de los policías que pierden una pistola de reglamento a manos de una barra (el 7 de abril de 2014 en una pelea con la Ultra Fiel en el Nacional) y el país del hincha que traspasa cinco anillos de seguridad como cualquier hijo de vecino para marcar un gol (el 5 de febrero de 2017, un seguidor de Olimpia se metió al campo y “empató” el Olimpia-Motagua de la primera vuelta), ahora también es el país de los policías que rechazan una agresión con piedras, las mismas piedras que lanzaba un grupo de ultras olimpistas que protagonizaban un combate con la autoridad antes de iniciar el clásico del domingo.

Y como el tema se vuelve recurrente, las respuestas también. En mayo de 2015, el Congreso Nacional aprobó los artículos de la Ley Especial para la Prevención de la Violencia en los Estadios, pero hasta hoy los incidentes en la Liga Nacional no cesan, por más que el 25 de junio de 2016 la Asamblea Ordinaria de la LNP decidiera que ninguna barra visitante ingresaría a los partidos del Torneo Clausura.

Todo queda en papel mojado. Como la mayoría de leyes vinculadas a los espectáculos deportivos.

Una reunión más...
Después de la tempestad, no viene la calma. Al menos en Honduras solo se tranquiliza a la sociedad durante una semana. Nada más. “Entre hoy y mañana el alto mando policial procederá a reunirse con las autoridades de la Liga Nacional y de clubes como Olimpia, Motagua, Real España y Marathón, para establecer nuevas prohibiciones y mecanismos de control en los estadios”, informó a EL HERALDO el subcomisionado Julián Hernández Reyes, jefe de comunicaciones estratégicas de la Secretaría de Seguridad.

¿Una reunión más? Parece que sí. Al menos, una reunión más para tomar disposiciones que nunca se cumplen.

Tras la nueva explosión de violencia del domingo, que dejó cinco heridos y un pánico generalizado en el aficionado común, las esquirlas han llegado a los organizadores del clásico entre Motagua y Olimpia, los dos equipos más ganadores del país. Roque Pascua, secretario de la Liga Nacional, se preguntó en EL HERALDO “quién les da permiso a las barras visitantes a entrar a los estadios”.

Y prosiguió diciendo: “Muchas veces no hay apoyo de los equipos para evitar el ingreso de las barras visitantes. Hay muchas razones: mejorar el ingreso en la taquilla o deducir que la seguridad contratada por los clubes ya tiene todo controlado”.

Al igual que Julián Hernández Reyes, Roque Pascua confirmó que “junto a la Secretaría de Seguridad estamos cerca de conformar un nuevo protocolo de seguridad en los estadios, hay un acercamiento importante entre ambos sectores”.

¿Una reunión más? Parece que sí. Al menos, una reunión más para tomar disposiciones que nunca se cumplen...

La barra de Olimpia es una de las más conflictivas del país.

Señalan y te señalan
Mientras los burócratas terminan de acomodarse en sus asientos, datos de la Policía reportan la muerte de 33 hinchas a causa de la violencia en el fútbol de Liga Nacional. El último recién fue el sábado 1 de abril, cuando la barra de Real España asesinó a un barra del club Marathón.

Es la de nunca acabar. Saúl Bueso Mazariegos, oficial de seguridad acreditado por FIFA, siempre pone en la mesa de negociaciones antes de los juegos de alta tensión una medida tan sencilla de tomar: la prohibición del ingreso de la barra visitante, como sucede en varios juegos de la liga argentina y como lo legisló la Asamblea Ordinaria de la Liga Nacional el 25 de junio de 2016.

¿Por qué no se cumplió esa medida el domingo, siendo Motagua el dueño del espectáculo? En el interior del Ciclón no se quieren mojar públicamente, por eso le pidieron a Zona mantener el anonimato para explicar que “las instrucciones de la junta directiva de Motagua es que la Ultra Fiel entrara a su corralito en Sol Sur... increíblemente el jefe del operativo (subcomisario Borjas) cambió la decisión”.

El incidente, de todos modos, ocurrió afuera del estadio. Julián Hernández Reyes, jefe de comunicaciones estratégicas de la Secretaría de Seguridad, explica enseguida: “Es difícil de controlar a un aficionado que no lleva el distintivo del club”.

Huele como a excusa barata. Luego se pone más estricto en sus apreciaciones: “Por el bien del país esto no debe continuar. En sí el problema son las barras y hay que tomar medidas”. Medidas son las que espera el país para no seguir llorando víctimas. Por ahora, de los cinco heridos que fueron ingresados al Hospital Escuela, cuatro salieron sin nada que lamentar y uno más permanece a la espera de una intervención de tibia y peroné.

También se salvó el hincha que fue golpeado por militares y policías cerca de la sede del Cuerpo de Bomberos, evento consignado en videos callejeros que desencadenó la suspensión de los efectivos mientras se investiga los hechos. ¿Y ahora? ¿Cuántos heridos y muertos más habrá sin que nadie diga nada?