Deportes

Platense remonta y vence 3-1 al Juticalpa

Los Canecheron abrieron el marcador por medio de Ovidio Lanza

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05.02.2017

Puerto Cortés, Honduras
Despertado por un mazazo antes del minuto de juego, el Tiburón pagó con la misma receta, aplicó tres mordiscos letales en momentos precisos y se llevó una peculiar batalla marcada por golpes tempraneros y tardíos: 3-1 sobre Juticalpa...

Lo que empezó como una pesadilla, terminó como un sueño hecho realidad para el Platense. Maximiliano Usurak, enamorado con el gol (tres goles en tres partidos, ingresando de cambio) recibía la cesión de Brayan Reyes para matar el partido con el 3-1 al 93 y ratificar la ley de este partido en el Excélsior: un juego definido en los inicios y finales de cada tiempo... Y fue el pampero el que desató la fiesta.

Apenas sonada la ocarina de Marlon Díaz (que anuló erróneamente dos jugadas de gol), Platense “se ha quedado en los camerinos” y el Cenechero ha olido a sangre para asestar un zarpazo: Sergio Mendoza telegrafió a la cabeza de José García y Ovidio Lanza, tras control de pecho, fusiló a José Pineda, apenas a los 35 segundos.

Se levantó Platense
El Canechero se paseaba a su antojo y solo veía frenado su segundo grito por el árbitro (había marcado Alex Aguilar), pero no mataba y eso se lo haría pagar uno venido de Argentina: el mediapunta Emiliano Furgione. El fue el alma y motor de los Escualos... Después de enganchar a los defensas -Hilder Colón y Sergio Mendoza-, coló un golazo al segundo poste (1-1, al 44) y, luego, besó la pelota con su educada zurda para regalar el 2-1 a Brunet Hay Pino, tras el descanso (45). Con el impulso que terminaba el primer tiempo, Platense iniciaba el tiempo y, ya con la ventaja, se sostenía en su portero José Pineda. El meta volaba a su izquierda y le quitaba el virtual 2-2 a Charle Córdoba en un lanzamiento penal cobrado a la izquierda y a media altura (al 59, tras una mano de Luis Castro). Juticalpa no convertía y Usurak, que había chocado con dos grandes intervenciones de Sebastián Portigliatti, tendría la última palabra de la historia.