Tabaco. La cigarrera es un símbolo de lealtad, es testigo mudo de la tragedia del 42, una pieza que hace 50 años el gobierno de Honduras rechazó por temor a que se la robaran, según cuentan los descendientes de los Montealegre, familia leal a Morazán.
Encuentro. Mauricio Ortiz, tataranieto de Francisco Morazán (izquierda), y Adrián Collado Sobrado, quien al morir su padre heredó la cigarrera de plata, la cual ha guardado celosamente en un estuche de cuero traído desde Londres. El mayor deseo de Ortiz es guardar algún día por su cuenta esta valiosa pieza del prócer.
Testigo. La pieza la anduvo Morazán durante doce años, a partir de 1830, y es testigo silencioso del accionar del prócer durante sus períodos de gobierno en la Federación. Aquí cuando el periodista Faustino Ordóñez la tenía en sus manos.
Herederos. El descendiente de Morazán y el de Montealegre sostienen la cigarrera frente al lente de EL HERALDO.