Desde el 2008, Ramón Custodio, entonces Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) venía advirtiendo de la corrupción policial, pero nadie hizo nada para detenerla.
Fue hasta el 22 de octubre del 2011 cuando la situación explotó que el Congreso Nacional creo la Dirección de Investigación y Evaluación de la Carrera Policial (DIECP) como una entidad independiente, responsable de comenzar con la limpieza de la Policía sin embargo se dejó arrebatar el proceso de depuración a tal grado que no practica ninguna prueba de confianza.
La del polígrafo la hace las Fuerzas Armadas, la toxicológica y psicométrica la realiza Medicina Forense y en la ejecución de la socieconómica apenas cuenta con un pequeño equipo para ejecutarla.
De acuerdo con Arabeska Sánchez, experta en el tema de seguridad, “prácticamente la DIECP se convirtió en aplicadora de pruebas de confianzas y no era esa sumisión principal, su papel era ir a depurar, no ir a certificar”.
Según ella, esta entidad no ha sido capaz ni de realizar investigaciones que permita recolectar evidencias que vincule directamente a los oficiales y policías con las estructuras criminales.
