Honduras

¡Basta!, ya no es necesario”, dijo el Presidente a su asesino

José Santos Guardiola fue asesinado por su propia guardia personal el 11 de enero de 1862.

07.04.2014

El autor material de aquel horrible asesinato fue Cesáreo Aparicio, 'quien le disparó a quemarropa, con su carabina y lo hirió gravemente en el abdomen', según los historiadores que escribieron la Enciclopedia Histórica de Honduras.

Un día antes de este magnicidio habían ocurrido cosas que hacían pensar que el problema podría ser más grande cuando fue asesinado Hipólito Zafra Valladares, jefe de la Guardia Presidencial del presidente José Santos Guardiola.

'Al tener conocimiento del hecho le sustituye como nuevo jefe de la guardia de Casa Presidencial el mayor de plaza Pablo Agurcia, quien para disimular los sucesos ordena una investigación y se dispone a sustituir la guardia de turno por hombres leales a su nefasto plan'.

Todos eran cómplices

Los historiadores dicen que la costurera presidencial, Aniceta Lemus, puso la voz de alerta, pero no fue escuchada.

Al día siguiente, 11 de enero, mientras el presidente Guardiola dormía con su esposa Ana Arbizú en su casa (Casa Presidencial, donde hoy está el presidio de Comayagua) escuchó unas voces como que algo estaba pasando. Eran las cinco de la mañana.

'Guardiola en ropa interior se levanta de la cama y se dispone a ir a averiguar qué sucede, su esposa le mencionó que no salga, el valiente general no hizo caso de la prevención de su esposa y procedió a abrir la puerta, viéndose de frente con su asesino quien al verle disparó el arma de fuego tipo carabina que portaba'.

El presidente fue herido mortalmente en el abdomen. Aún así se abalanzó sobre su enemigo para desarmarlo pero no pudo. Cayó. Cuando el sicario se aprestaba a rematarlo, el gobernante le dijo: '¡Basta!, ya no es necesario'. Murió en brazos de su hija Genoveva.

El homicida desapareció huyendo con el resto de asesinos, todos miembros de la Guardia Presidencial, pero fueron capturados por el general Casto José Alvarado. El presidente provisional, José María Medina, ordenó que un tribunal conociera el caso y fueron sentenciados a la pena capital. En este hecho estaban involucrados el mayor de plaza Pablo Agurcia, comandante de armas de Comayagua.; Wenceslao Agurcia, Juan Antonio Pantoja, Miguel Juanes, Nicolás Romero, Pedro Amador y Cesáreo Aparicio, de nacionalidad salvadoreña.

El 24 de enero, doce días después del asesinato, apareció en el diario La Gaceta, de Guatemala, la siguiente información: 'Un oficial llamado Pablo Agurcia, que funcionaba como mayor de Plaza y que según se dice debía favores al general Guardiola, fue el autor del atentado. La guardia misma del Presidente lo ejecutó y después del asesinato se dirigieron a tomar el cuartel, lo cual lograron fácilmente'.

Los historiadores dicen que quien disparó fue Cesáreo Aparicio.

¿Quién era José Santos Guardiola?

Era hijo de Bibiana Bustillo (hondureña mestiza) y Esteban Guardiola (español). Nació en el barrio Abajo, Tegucigalpa, el 1 de noviembre de 1816.

Luchó contra Morazán en las batallas del Espíritu Santo y San Pedro Perulapán. Durante el régimen de Francisco Ferrera fue comandante de armas de Tegucigalpa. Fue ministro de Relaciones Exteriores y presidente de la República entre el 17 de febrero de 1856 y el 11 de enero de 1862.

Era conservador pese a lo cual su administración fue más liberal. Otorgó libertad de prensa, de sufragio y de locomoción; respetó y garantizó la libertad individual y regularizó las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Dio libertad de prensa y para defenderse de los cargos que le hacía la oposición, fundó él mismo un periódico al que llamó El Vigilante.

En su período presidencial, el filibustero William Walker pretendió volver a Centroamérica por Trujillo. Guardiola comisionó al general Mariano Álvarez para combatirlo. Perseguido, fue capturado en la desembocadura del río Tinto, y enjuiciado. Se le pasó por las armas en Trujillo el día 12 de septiembre de 1860.

El vicario de Comayagua Miguel del Cid, enemistado con el general Guardiola, lo excomulgó, pero el papa Pío IX levantó la excomunión.

Guardilla, según el nicaragüense Francisco Ortega Arancibia, 'era de robusta forma y de regular tamaño, ancho de espalda, cabeza abultada y pelo lacio, arirredondo, moreno y de bigotes largos, tan exagerados que se le pasaban detrás de las orejas'.

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